domingo, 3 de enero de 2010

La eñe

La eñe salio de paseo un otoño,
a lo lejos se escucho un suave tono,
Agarrando por el puño a su retoño
le pidió ir a Puno.
Al agacharse se le cayó el moño,
que al momento se convirtio en un mono.
¡Ay, que pena! exclamo el año,
parado cerca de una peña,
¡Yo no quiero convertirme en ano!



@Maria Fischinger, Chicago, 2007
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La eñe se vino a España,
quiere tener un retoño
que nazca para el otoño,
pues a ver cómo se apaña:
aunque a mí poco me ataña
porque aunque tenga un gran moÑo
si la eñe no tiene co...o
va a ser la cosa algo extraña...


Blanca Barojiana