La eñe
La eñe salio de paseo un otoño,
a lo lejos se escucho un suave tono,
Agarrando por el puño a su retoño
le pidió ir a Puno.
Al agacharse se le cayó el moño,
que al momento se convirtio en un mono.
¡Ay, que pena! exclamo el año,
parado cerca de una peña,
¡Yo no quiero convertirme en ano!
@Maria Fischinger, Chicago, 2007